Reza el dicho que una imagen vale más que mil palabras. Y cuando viajamos en nuestros vehículos vivienda, recorremos la geografía nacional o internacional, según las posibilidades y que no surjan pandemias o similares… Y cuando lo hacemos, nos gusta rememorar momentos, o con el tiempo redescubrir aquellos parajes de los que hemos disfrutado ya, incluso para evadirnos de la monotonía de la rutina diaria. 

Y no sólo, también nos gusta engordar nuestras RRSS, o quién sabe, presentar alguna fotografía a un concurso, o realizar un calendario, o realizar un cuadro para tal o cual estancia de nuestra vivienda convencional u oficina. E incluso, que sirva como boceto para luego pintar a óleo o acuarela en un lienzo.

Sea como fuere, está claro que tenemos muy interiorizada la acción de hacer fotografías. Y las hacemos con cualquier tipo de dispositivo, ya sean cámaras digitales o teléfonos móviles. 

Irresistible es alcanzar una cascada y no realizar un selfie, otros portamos con trípodes y dibujamos cascadas sedosas en la imagen, aprovechando la larga exposición.

Muchos años llevo realizando fotografía, más de los que me gustaría reconocer y sí, lo típico, mucho tiempo de el siendo autodidacta.

Empecé con una Zenith de película y he de reconocer que no conocía muy bien el equipo, porque el primer carrete lo saqué a las bravas. No, no pienses que lo velé, que va!! Lo forcé para sacarlo de tal manera, que destrocé la película. No había muchas instrucciones, y tampoco me comentó nadie que había que pulsar un mecanismo para poder rebobinar la película sin hacer una fuerza bestial. Sí, aquella película salió a trozos.

Años más tarde y cansado de tener que enroscar y desenroscar los objetivos durante un rato para cambiarlos, me regalaron una Canon EOS 50, una maravilla que usaba objetivos de bayoneta y en un suspiro podías cambiarlos sin que perdieras el sujeto a fotografiar.

Pero no es hasta hace poco que he avanzado mucho realizando talleres y asistiendo a congresos fotográficos. Vale que ya contaba con una base importante de la técnica. Técnica sobrevalorada, porque es lo que primero te enseñan, cuando como dice el maestro José Benito Ruiz, deberíamos aprender primero a componer y a trasmitir, que la técnica va cogiéndose con la práctica.

Retomando el inicio, el autocaravanismo, o sea, viajar y fotografiar, van de la mano. Por eso la necesidad de hacer un podcast como Fotoruteando, para terminar el círculo entre personas que se dedican a la fotografía y poseen o tienen intereses en los vehículos vivienda ya sean campers, vans o autocaravanas y viceversa, personas usuarias de estos vehículos y que quieren tener cada vez más control y sentirse orgullosas de sus fotografías.